Interior. Poca visibilidad y protagonismo hacia el exterior, a la calle. Son unas cualidades que definen bastante bien la situación del solar, y que marcarán las opciones de la propuesta: llevar la luz natural a lo más profundo del edificio; hacerlo reconocible e integrarlo en su entorno.

Hablamos de una construcción en el casco consolidado, con escasa fachada urbana: en la práctica, solo los 14m de la calle Arráez. Por lo que ésta adquiere una notable importancia para su identificación. Especialmente si hablamos de un edificio institucional.

Los condicionantes básicos son claros: La forma del solar, resultado de la azarosa evolución de las primitivas propiedades en las que tiene origen; una trama urbana densa; la obligación de igualar los niveles con los del edificio existente, que determina las alturas finales de la nueva propuesta.

En cualquier caso, el resultado es un edificio volcado al interior, al corazón de la manzana.
Por su ubicación y la dimensión de los viales, la escasa relación con la ciudad se establece mediante vistas en escorzo, perspectivas muy lateralizadas. Extrema en el caso de la calle Milagro.

Solo la fachada a la calle Arráez se “compone” de forma “cuasi clasicista” para dar respuesta al entorno construido más tradicional.

El resto del edificio se concibe como un fondo abstracto, neutro, evanescente y desmaterializado.

La propuesta establece una triple estrategia para introducir la luz natural al interior de todo el edificio y ganar autonomía formal:

- Disolver la solidez de los cerramientos verticales y la cubierta transformándolos en membranas etéreas, filtradoras de luz;
- Retranquear los volúmenes de la calle Milagro, pasando de una sección en tubo (U) a una sección en vaso (∆), más abierta en altura.
- Abrir 3 sendos patios en el corazón del solar: dos patios abiertos perimetrales, sobre las medianerías, y que incorporan la naturaleza vegetal; y un patio cubierto: vacío central alrededor del que se articula todo el programa de funcionamiento.

El volumen final corrige la sección origen, resultado de aplicar la normativa, para ganar aire, distancia, luz en la orientación norte, hacia la calle Milagro. El retranqueo obligatorio de 3m en la planta ático (pl 2) se traslada, según una corrección gradual, hasta un “zócalo estructural de hormigón” y altura 2m en la planta baja, dando lugar a una fachada “faceteada de planos inclinados”.

Sin solución de continuidad, esta fachada deviene en cubierta y paramentos, como cerramiento global.
Se formaliza como una piel continua; un manto; un caparazón metálico perforado e inmaterial que tamiza la entrada de luz natural a todo el interior.

Se dispone como una doble fachada ventilada (vidrio – chapa perforada) en la que la capa exterior le concede estudiados grados de transparencia al mismo tiempo que proporciona un control solar adecuado.
El grado de transparencia se consigue regulando el tamaño y las aperturas en los paneles metálicos; que responderá a criterios de uso y orientación: mayor opacidad/protección en fachadas este-oeste.

Toda esta piel se soporta sobre una estructura perimetral, también metálica, dispuesta en forma de trama o red no ortogonal que, simultáneamente, arriostra el edificio.

En la fachada de doble hoja se establece una separación adecuada entre ambas para el mantenimiento del muro cortina interior.

En la cubierta la membrana es un tamiz, un toldo tecnológico separado del forjado que oculta las instalaciones; filtra la acción de los agentes atmosféricos y la radiación solar; y protege el sistema de lucernarios circulares dispuestos sobre la última planta y el vacío central.

La única fachada propiamente dicha, 14m sobre la calle Arráez, se compone buscando un equilibrio formal con los edificios del entorno.

En orientación dominante sur-este, se cierra con un muro cortina de vidrio protegido mediante un sistema de bandejas horizontales (brisesoleil de piedra) separadas entre sí 30cm. Desde la acera, la visión dominante en escorzo permite su asimilación a gruesas y profundas hiladas en un muro de sillares.
Solo en planta baja desaparecen bajo la marquesina del acceso, dejando el vidrio desnudo, y proporcionar una transparencia que invita a su interior.

El “muro de sillares” se interrumpe en la planta primera para abrir/volar cuatro “cierros”, cajas de vidrio protegidas por la misma piel metálica perforada en las orientaciones más desfavorables.